Un cambio de esta magnitud en el diseño y la tecnología no se produce de la noche a la mañana, especialmente en la industria del automóvil. No es de extrañar, que los años que precedieron al lanzamiento de la nueva marca i de BMW estuvieran repletos de conceptos tan innovadores como futuristas. El diseño del "Mega City Vehicle (MCV)" propuesto por BMW llamó especialmente la atención. El MCV no era simplemente un coche con un diseño innovador. Destacó por la audacia de sus soluciones tecnológicas, que de hecho serían la base del futuro BMW i3.

Los primeros modelos de producción del i3 salieron de la planta de BMW en Leipzig en noviembre de 2013. A finales de 2015, uno de los cuatro vehículos eléctricos más vendidos en Alemania fue el BMW i3. En Noruega, el país con mayor adopción de la movilidad eléctrica, el i3 ya se había convertido en el modelo más vendido de BMW. Dos años después de su lanzamiento, BMW vendió su i3 en 49 países. BMW reveló que el 80% de los compradores de su vehículo eléctrico en todo el mundo eran nuevos clientes del Grupo BMW. En resumen, el i3 había demostrado que el mundo estaba preparado para la conducción eléctrica.

En 2020, BMW había vendido más de 165.000 i3 en todo el mundo. Hasta la fecha, los primeros compradores del BMW i3 han recorrido más de 200.000 kilómetros. Este coche, antaño extravagante y futurista, se ha convertido en un icono moderno, y para muchos marca el momento en que los coches eléctricos ya no son el futuro, sino el presente. BMW tiene previsto seguir produciendo el i3 hasta 2024 y no cabe duda de que el legado que dejará será importante. La planta de producción funciona ahora con cuatro turbinas eólicas y alberga un huerto de manzanas y nada menos que 780.000 abejas.