Tanto la movilidad eléctrica como el carsharing se cuestionan en términos de sostenibilidad medioambiental. A menudo se critica el coche compartido por no hacer más sostenible el transporte en nuestras ciudades. No solo en cuanto al impacto medioambiental, sino también en cuanto al propio concepto de movilidad.
Empecemos por los números y tratemos de entender por qué el uso compartido del coche -eléctrico o no- es un elemento indispensable para la movilidad sostenible. Si nos fijamos en los coches particulares, están aparcados unas 23 horas al día. Se trata de un enorme desperdicio de recursos y espacio, que hace que los vehículos privados sean ineficientes. En cambio, un coche SHARE NOW se desplaza seis veces más, liberando plazas de aparcamiento. De hecho, un vehículo de carsharing sustituye hasta 20 coches privados. Esto significa menos contaminación, menos atascos y más espacio en la carretera. En Berlín, por ejemplo, se han liberado más de 12.000 m² de aparcamiento. Este concepto se aplica a todas las ciudades europeas.
Por lo tanto, si consideramos la movilidad en su conjunto, el carsharing contribuye a la protección del medio ambiente. El gobierno alemán, por ejemplo, tiene previsto reducir las emisiones de CO₂ del transporte en torno al 40% para 2030. Todavía queda mucho camino por recorrer y no se puede conseguir simplemente ampliando el transporte público local. Por eso el coche compartido desempeña un papel fundamental en la movilidad del futuro.
Otro factor que no debe subestimarse en cuanto a la contribución del carsharing a la movilidad sostenible es el propio vehículo. La edad media de los coches particulares matriculados en la Unión Europea es de 11,5 años (Statista 2019). En cambio, las flotas de coches compartidos se modernizan regularmente. Esto significa que los coches menos respetuosos con el medio ambiente son sustituidos por nuevos coches de bajas emisiones. Por lo tanto, las flotas de carsharing ya tienen unas emisiones de CO₂ muy por debajo de la media, incluso sin ser totalmente eléctricas. En SHARE NOW, el 25% de la flota total es eléctrica. La pregunta es: ¿por qué no ir al 100%?
Los coches eléctricos presentan numerosas ventajas. No dependen de los combustibles fósiles y su impacto ecológico es menor que el de los coches convencionales. Pero esto solo es cierto si la energía con la que se alimentan es en sí misma verde, es decir, generada a partir de fuentes renovables. Y este no es todavía el caso de la mayoría de las estaciones públicas de recarga eléctrica. Dicho esto, los coches eléctricos ayudan a reducir el ruido en las zonas urbanas. Pero también hay algunos retos relacionados con la movilidad eléctrica: la infraestructura de recarga sigue siendo un reto importante, especialmente para el carsharing eléctrico.
Las estaciones de carga requieren una inversión inicial elevada. Ni las empresas privadas de coches compartidos ni las instituciones locales pueden hacer frente a estos costes por sí solas. Sobre todo teniendo en cuenta que los vehículos eléctricos son más caros que los coches convencionales. Además, la infraestructura existente no es suficiente. Compartir coche es sinónimo de flexibilidad. Por eso nuestros coches son "free-floating". Circulan libremente por una zona operativa y pueden aparcarse en cualquier lugar de la misma. Los coches eléctricos complican un poco más las cosas, ya que tienen que cargarse en un punto de carga fijo.
Cabe resaltar que el factor ecológico de la producción de coches eléctricos sigue siendo controvertido. Para fabricar las baterías, se necesitan materias primas como el cobalto y el litio. Su extracción requiere procesos que no han sido inmunes a la crítica (tanto ecológica como social). Además, hay que optimizar el sistema de reciclaje. ¿Qué significa todo esto para el coche compartido? Considerando la situación actual, la movilidad eléctrica por sí sola no puede satisfacer plenamente las necesidades de nuestros usuarios. Sin embargo, si se dan las condiciones adecuadas, los coches eléctricos son una extensión lógica hacia el carsharing sostenible.
El Acuerdo Verde Europeo y la decisión de prohibir la producción de nuevos coches de combustión para 2035 en la UE, ha acelerado la transición hacia la movilidad eléctrica. Queda por ver si las infraestructuras también se actualizarán al mismo ritmo. Por citar algunas cifras: para 2030 se necesitará una inversión de al menos 280 billones de euros para mejorar la infraestructura de recarga, instalar estaciones de recarga públicas y privadas y aumentar la producción de energía renovable (ACEA 2022). Esto significa que para 2030 tendrán que estar listas al menos 14.000 estaciones de recarga por semana, frente a las 2.000 actuales. Todavía queda mucho camino por recorrer.
En conclusión, no estoy plenamente convencido de que los vehículos eléctricos sean la única solución para la movilidad del futuro. En 2018, el 26% de todas las emisiones de CO₂ en la UE (Destatis) estaban relacionadas con el tráfico. Los coches y las motos representaban el 62%. A la luz de estas cifras, la transformación de la movilidad privada no es solo un reto, sino también una gran oportunidad. Sin embargo, no creo que la electromovilidad pueda resolver por sí sola todos los problemas medioambientales relacionados con el transporte y el espacio. Los vehículos eléctricos y el coche compartido representan un primer paso, pero necesitamos una verdadera transición, no solo de los combustibles fósiles a los coches eléctricos, sino de lo privado a lo compartido. Solo si cambiamos nuestros hábitos y nuestra mentalidad, podremos tener un impacto positivo para las generaciones futuras.
Mi visión es una movilidad intermodal que pueda ser utilizada por todo el mundo en cualquier lugar. Una verdadera movilidad compartida en la que viajar de A a B es fácil, ecológico y asequible. El uso compartido del coche desempeña un papel fundamental en este sentido. Pero también incluye una mezcla de coches convencionales, coches eléctricos, bicicletas eléctricas y transporte público. Creo que digitalizaremos y cambiaremos la movilidad en todo el mundo. La movilidad del futuro no será creada por uno solo de estos conceptos, sino por todos ellos: conectados de forma inteligente, donde cada uno pueda desplegar sus ventajas.
CEO de SHARE NOW
"El objetivo de SHARE NOW es mejorar la calidad de vida en nuestras ciudades. Ofrecemos una movilidad sostenible, flexible, segura e individual, para todos."